Cuando usamos el término ‘impresionista’ para hablar de algunas imágenes fílmicas, la tendencia, normalmente, obedece a una relación visual con las obras pictóricas del género que, a finales del XIX, rompió del todo con la tradición y abrió la pintura hacia nuevos derroteros. Sin embargo, ese uso, sin ser del todo incorrecto, es posible que no sea del todo exacto; o, como poco, responde simplemente a un aspecto superficial, de reconstrucción visual más evocativa que creativa que pretende que el espectador reconozca en esas imágenes un cuadro o un estilo pictórico, pero, en el fondo, no está llevando a cabo una traslación de la percepción de los impresionistas, quienes lograron, en cierto modo, ser lo más realistas: la subjetividad de la visión del artista plasmada en el lienzo mediante esas impresiones de luz que modela el color –y no a la inversa- para crear obras basadas en lo sensorial del artista.

El S8 ha programado un conjunto de trabajos bajo el nombre de ‘La internacional impresionista’ que, a diferencia de lo anterior, busca en estas piezas un trabajo correlativo a los pintores impresionistas en tanto a la exploración de la luz y en su  incisión en el color y en las formas. [...]

Impresionante es el trabajo de Jacques Perconte, Save my Heart from the World, a través del cual el director va pasando de lo figurativo a lo abstracto, de lo paisajístico a lo humano, mediante un trabajo del pixelado y del glitch que acaba convirtiendo a la pieza en una auténtica reflexión sobre la imagen digital y su construcción. Pero, a su vez, crea un montaje, con música electrónica, que va modulando sensorialmente el paso de unas imágenes a otras, dando forma a una pieza que pide volver a ella. Un trabajo soberbio sobre la imagen contemporánea.